Las formas desiguales en el trato hacia un apersona por motivos étnicos se han convertido en un tema de interés intelectual en las últimas décadas y con ello se ha logrado que gran parte de la sociedad reconozca el concepto y busque, de alguna manera, evitar este tipo de injusticia.
Pero, ¿qué
sucede cuando el sujeto no es consciente de que comete un agravio contra otro?
¿o cuando el otro es agraviado, pero no es capaz de reconocerlo o no puede
comunicar el agravio sufrido? En esta situación nos encontramos frente a un
caso de injusticia epistémica, del tipo testimonial o hermenéutico según el
caso, como lo propuso Miranda Fricker en su libro Injusticia Epistémica. El poder y la ética del conocimiento (2017).
En el
primer caso, el de la injusticia testimonial, se trata de una disminución o
exceso en la credibilidad del interlocutor. Es decir, que cuando una persona
tiene un trato preferencial debido –por ejemplo- a que posee un acento
extranjero, está siendo objeto de un exceso de credibilidad, del mismo modo que
en el caso contrario, el de una persona a la cual se le disminuye la
credibilidad por causa de un acento que lo identifica con un grupo étnico o
social que es discriminado por cualquier razón.
En esta
comparación, a pesar de que en ambos casos existen una valoración sesgada en
los niveles de credibilidad, es claro que el agravio por una disminución en la
credibilidad es mayor que el caso opuesto, por lo cual merecería más de nuestra
atención.
En esa línea,
cuando por una disminución de credibilidad un sujeto es agraviado en una
delimitación muy específica -como en una actividad de intercambio social o por
un único sujeto social- el agravio será menos problemático que cuando la injusticia
persigue al sujeto en todas las facetas de su vida social.
En este último
caso, nos encontramos frente a una injusticia que se inflige por causas de la
identidad social del sujeto, algo que le significará ser agraviado, sino en
todas, en múltiples interacciones sociales. Este caso particular, Fricker lo
cataloga como injusticia identitaria sistemática, debido a que la identidad del
sujeto está encadenada a una serie de injusticias de todo tipo por su
identidad.
De esta
manera Fricker presenta los diferentes niveles en que se puede identificar y
categorizar la injusticia testimonial, al mismo tiempo que devela su relación
con la estructura social desde una perspectiva de relaciones de poder.
El ejemplo
central de injusticia testimonial que presenta la autora alude a las personas
de color en Estados Unidos que, por el hecho de ser negros (de los que se asume
que son descendientes de esclavos), su testimonio queda disminuido frente a lo
que, a todas luces, demuestran las pruebas objetivas (en este caso, su inocencia
frente un delito en que está siendo juzgado).
Para
comprender este tipo de injusticias debemos tener presente que surgen en el
seno una situación en que existe una posición de desventaja de un grupo social
frente a otro. En este sentido, no debemos confundir la injusticia testimonial
con la falta de credibilidad sobre expresidiarios, por ejemplo. En este último
caso, la experiencia inductiva (múltiples casos sucedidos en el tiempo dentro
de una sociedad) han mostrado que este grupo social miente con facilidad. Por
ello, derivado de esa experiencia social, a los expresidiarios se les trata con
una disminución en la credibilidad de su testimonio; sin embargo, en este caso
no representa una injustica del tipo testimonial. Recordemos que los expresidiarios
no han conformado un grupo en desventaja social previo a su condición de
expresidiario, ni necesariamente lo conforman luego de serlo.
Un punto
interesante a tener en cuenta, con relación a las injusticias epistémicas sobre
las cuales Fricker llama la atención, es el hecho de que los sujetos sociales
no son conscientes de que las cometen, lo cual nos deja la siguiente pregunta:
¿Cuáles métodos, técnicas, herramientas podemos emplear para reconocer la
injusticia testimonial?
Fuente: Litteranova
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